muerte a la parti(tor)turocracia
atheneo nos cuenta que, en el año 167 antes de cristo, la primera vez que los latinos vieron una reunión de instrumentistas en forma de espectáculo, preguntáronse qué era lo que iban a hacer y, a fin de no dar por perdido su dinero, les exigieron que sonaran todos a una sus instrumentos y después lucharan a puñetazos.
la música prefiere coger una silla y sentarse entre un público que tosegritahablasebesaysale.
según levi-strauss, los primeros usos de la escritura fueron los del poder constituido (inventarios, censos, leyes y mandatos).
la tiránica dominación de la partitura no es más que un producto del equívoco progreso que ha esterilizado al intérprete, y ha convertido en hospital la sala de conciertos.
si el universo cuatridimensional de einstein no responde al propósito ni a la supervivencia de la humanidad, hemos de inventar otro universo. la música, esa pura voz del irracional que decía adorno, es, puede ser, nuestro mejor alíado en el empeño.
no hay precursores, escribe cocteau, sólo retardatarios.
la partitura ha muerto, viva la música.
