Campanas de México

- La ciudad y sus ecos

fulgura frango

tras el gran hola-qué-tal de ontinyent (vivos voco), tras el serio mortuos plango vallisoletano (los muertos siempre se hablan de usted), esta campanuda trilogía, compuesta a la rosa de los vientos de nuestras ciudades, se completa con un sonado tocar a fuego, a gloria, a rebato, a tente nublado, a tiempo ... (ya que uno dé campanada, dicen los viejos, que suene y que sea sonada).
fulgura frango es un sálvese quien pueda, armar un cisco imponente y formidable. dibujar con el (¿frágil?) fragor de los badajos una atropellante grafología sonora por sobre los tejados: formar una retícula de fúlgidos decibelios que escude de males sin cuento cuanto, sudado, se nos puede escamotear en un abrir y cerrar de ojos. es capear el temporal dando al badajo (campana sin badajo, no vale un ajo).
música, pues, rompepiedras, saxífraga. divide y vencerás. furioso embate de lo semejante con/tra lo semejante. dúo de llamas. la campana, hija del fuego, convoca, hiriéndose, al trueno (su par) para domarlo, acariciarlo, convencerlo.
música de intemperie: vientos y humedades mecen a placer fulgura frango, cosquilleo de armónicos anómalos que chasquido a chasquido hinca el diente en un rito, trepidante, que nos repiquetea lo más hondo. enigmático y nada inocente dios-sabe-qué filigraneando de torre en torre. fulgura frango es, a la postre, aparatosa y ubálica descarga que, haciéndonos cómplices de una ceremonia de extravíos, nos sitúa al otro lado de la música. mayúscula cascabelada para que los cielos de arriba se abran y lluevan justicia sobre esta jericó-jaula de abajo.

retrocede La ciudad y sus ecos avanza
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  • Campanas de México ✱ Actualización 02-07-2024 ✱ 083038@gmail.com