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| Época construcción
| s. XVII |
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| Descripción
| El hito histórico más destacado en la historia de Centenera, y sobre todo de su iglesia parroquial, fue la adquisición de la Villa por don Carlos de Ibarra (1587- 1638), natural de Eibar, Caballero de Alcántara y de Santiago; Comendador de Villahermosa; Señor de Centenera, Taracena, Villaflores y Valdefuentes (actualmente Iriépal y Valdenoches). En 1629 adquiere el patronato de la capilla mayor, con posibilidad de enterrarse en la cripta que a día de hoy todavía se conserva bajo el presbiterio. Fundó también una Congregación compuesta por 12 sacerdotes y un rector. Es probable que esta fundación se inspirase en la que años antes erigió don Bernardino de Mendoza en la vecina villa de Torija. Gracias al patronazgo, la iglesia parroquial aumentó considerablemente su patrimonio. El templo se amplió a tres naves siguiendo una línea muy clasicista. El presbiterio fue decorado con un retablo mayor (destruido en la guerra civil) construido por el prestigioso tracista y ensamblador Pedro de la Torre. Todavía se conservan objetos litúrgicos y estancias que muestran el esplendor que alcanzó la iglesia gracias al patronazgo de don Carlos, como la capilla de reliquias, situada tras el altar mayor, la sillería del coro, algunos cantorales y el portentoso tenebrario de madera tallada y su armario de casetones para guardarlo.
La torre, de planta rectangular, se levanta sobre el ángulo suroeste de la nave del evangelio. Los muros sureste, suroeste y noroeste están construidos en sillar. El muro noreste, originalmente de tapial, es de ladrillo enfoscado. Éste debe ser necesariamente más ligero al cargar en voladizo sobre la nave del evangelio. Corona la torre un excepcional chapitel de pizarra siguiendo el estilo de la arquitectura madrileña de las primeras décadas del siglo XVII.
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| Estado reciente
| En la guerra civil las campanas fueron desmontadas, pero no destruidas. La campana grande y el campanillo fueron enterrados en el antiguo cementerio (junto a la iglesia) y la campana pequeña depositada al pie de la torre. Al terminar la guerra las campanas fueron subidas a la torre y colgadas de sus yugos originales.
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| Las campanas
| Nos encontramos ante un conjunto realmente excepcional. Tres campanas del siglo XVIII, una de ellas rota (el campanillo). Los yugos son tan interesantes como las campanas, posiblemente realizados también en el siglo XVIII. En un momento indeterminado, entre los años sesenta y noventa, se modificaron los ejes de la campana pequeña y la grande. Los característicos ejes acodados fueron sustituidos por unas artesanales abrazaderas compuestas por un cajeado metálico donde se embutieron los brazos de los yugos. En la parte baja del cajeado se soldaron unos nuevos ejes industriales. Para poder encajar el yugo en este nuevo sistema fue necesario serrar unos centímetros los brazos. Estos nuevos ejes posiblemente levanten la campana un poco más de lo debido. El campanillo mantiene intacta la instalación. Los ejes están insertos en cojinetes de madera empotrados en el muro. Conserva también la palanca de hierro (03). El campanillo presenta una grieta horizontal en el medio (05) con una ramificación vertical que sube hasta el hombro. La rotura posiblemente esté causada por la mala colocación del badajo (uno de los brazos del ancla está roto y para atar el badajo se ha asegurado colgándolo a la badajera por el brazo sano subiendo notablemente el punto de golpeo).
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| Toques tradicionales
| La presencia en la iglesia de una congregación de sacerdotes, de la cual todavía se conserva como vestigio la sillería situada a los pies de la iglesia, denota una actividad cultual bastante compleja. Por tanto, debemos suponer, que el repertorio de toques debió ser rico y variado.
Las campanas se tocaban con cuerdas atadas a los badajos desde la iglesia (para toques ordinarios) y desde la sala de campanas. El “voleo” (qué es como se denomina el volteo) se ha realizado tradicionalmente con cuerda, una variante comarcal compartida, al menos, con otros dos pueblos. Éste consistía en pasar una cuerda por uno de los brazos. Sujetando cada cabo con una mano, se desequilibra la campana poco a poco hasta conseguir el giro completo. Para impulsar la campana durante el giro, se tiraba de los dos cabos de la cuerda cuando la campana estaba abajo y se destensaba cuando la campana estaba arriba. Es una forma similar al volteo con cigüeñal. El roce continuado de la cuerda en la misma zona generaba un desgaste circular que servía de carril para la cuerda y evitaba que ésta se saliese.
Se han podido documentar los toques tradicionales gracias a Pedro Martín (nacido en 1930), antiguo monaguillo. Los toques tradicionales son a Misa, Rosario, a muerto (hombre y mujer), clamor, volteo y arrebato. Existía también un repique para el Sábado de Gloria.
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| Toques actuales
| Actualmente se tocan de forma ordinaria los de Misa y Rosario. Cuando fallece alguien Pedro Martín se encarga de tocar a Muerto para anunciar el fallecimiento y clamores en el entierro. El voleo se efectúa en las fiestas y se realiza a mano.
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| Actuaciones
| Según los informantes, en los años noventa fue restaurado el chapitel. En 2012 se colocaron unas rejas en el interior de la torre para evitar la entrada de palomas. Estas rejas pueden abrirse para poder volear las campanas.
Desde la posguerra sólo han tenido lugar dos actuaciones sobre las campanas: la sustitución de los ejes de la campana grande y la pequeña y la sustitución del antiguo badajo de hierro forjado de la campana mayor por otro nuevo con anillas sobre la bola para asegurarlo con un cable de acero.
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| Bibliografía (se puede ordenar por autor o por año)
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Grabaciones de toques de campanas
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Vídeos de toques de campanas
| Intérprete | Vídeo | Fecha | Duración |
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| Volteo | 08-08-2013 | 01:35 | | MARTÍN, PEDRO | Volteo | 08-08-2013 | 01:35 | |
| 20 Fotos del campanario |
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| Fichas de todas las campanas |
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| Editor
| ROMERA SOTILLO, Álvaro |
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| Actualización
| 2016-11-08 |
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Campanas actuales |